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Monopolio de la gasolina

El gobierno federal subsidia el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) que aplica a las gasolinas, su intención es bajar el valor del combustible pues en los primeros meses del año aumentó alrededor de un peso por litro.

El gobierno federal subsidia el impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS) que aplica a las gasolinas, su intención es bajar el valor del combustible pues en los primeros meses del año aumentó alrededor de un peso por litro.

A pesar del subsidio que deja la venta del litro de gasolina en $16 pesos al gasolinero, el consumidor debe adquirirlo en un promedio de $20 pesos. 

Alguien especula, se enriquece y divorcia al pueblo con el gobierno, ¿casualidad?, no creo existan en la política. Uno de los argumentos usados en campaña electoral para deteriorar la imagen del presidente Peña Nieto fue el alto costo de la gasolina, la defensa del entonces presidente fue que se vende a precio Texas, y por ello no baja su valor. 

El actual presidente López Obrador aseguró en campaña y en su etapa de presidente electo que bajaría el asfixiante costo del combustible, sus promesas aplican a la inversa.

Al asumir la presidencia cambia el discurso, ahora asegura no bajar el costo pero tampoco aumentarlo. Tampoco esto lo ha podido cumplir.

Mientras el IEPS baja, la gasolina sube, para el ciudadano cotidiano el gobierno de AMLO es el responsable, alguien busca el daño a la imagen presidencial con este ardid. 

El presidente conoce el enojo de la población por el aumento del combustible y cómo golpea en la imagen pública del mandatario, basta recordar a EPN; quizá por ello asume el impacto por la caída en las finanzas públicas al disminuir el impuesto.

Sin embargo, los gasolineros lejos de disminuir el valor del litro, mantienen el deslizamiento a la alza en el combustible, la gasolina roja ya ronda los $22 pesos y ese costo político es para AMLO.

La estrategia de control de daños ya se implementó pero no tiene efecto, es oportuno para el ejecutivo, investigar dónde está interrumpida la comunicación, por qué los gasolineros aumentan lo que debieran bajar.

Aparece el presidente en la mañanera exhibiendo a los distribuidores quienes se hinchan como garrapata en piel. Compran gasolina barata y la venden cara. 

Nos, recuerda a los acaparadores y ocultadores de productos en la década de los 80´s.

En la peor etapa inflacionaria del país en la historia presente, los acaparadores escondían la mercancía para luego inflar su valor, así lo hicieron con el tomate, el café, huevo y otros productos de consumo básico en los hogares.

El gobierno intervino y sancionó a los usureros. Aunque algunos discrepen, es oportuno que el gobierno aplique medidas similares a las de hace 30 o 35 años. Urge acabar con la mafia de los gasolineros.

El gobierno salva su crisis comunicativa al evidenciar a los distribuidores, se quita la carga de rencor que puede ser cobrada en las urnas, más no resuelve la maltrecha economía de los mexicanos, lo que mantiene latente el descontento contra el tabasqueño.

Urge acabar con el monopolio o al menos desactivar la trampa que han colocado. Su estrategia es clara, se enriquecen en forma desmedida y transfieren los costos políticos al presidente.

¿Cuál puede ser el motivo entre este sector empresarial? Algunos dirán que las motivaciones son políticas y muy probablemente haya algo de cierto. 

En lo particular considero hay un trasfondo mayor vinculado al golpe de enero contra el huachicoleo.

La liberación del precio en la gasolina asemeja a cuando se privatizaron Telmex y ferrocarriles; lo que un día fue patrimonio nacional enriqueció a amigos en turno.

Hoy la gasolina que se vende en México en más del 90% sigue siendo la que compra y distribuye Pemex. ¿Dónde está la libre competencia del mercado?

Si el proveedor y el surtidor de las gasolineras es el mismo, entonces por qué valores diferenciados. Se puede entender en zonas remotas que exista un sobre costo por los fletes del traslado, pero en ciudades como Monterrey, en la gasolinera de la acera norte de la calle el litro cuesta $20 centavos menos que en la gasolinera de la acera sur, una frente a otra.

Mienten los gasolineros quienes presumen mejor calidad del combustible y por eso aumenta el costo, si AMLO quiere salir bien librado de la trampa puesta, debe acabar con el monopolio de los gasolineros.

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