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La cultura detrás de la cultura

Las recetas como patrimonio


La cultura detrás de la cultura
Ofelia Pérez-Sepúlveda

Escenas cotidianas
 
1) Primera escena: usted está en su hogar, disfrutando de un desayuno que prepara una trabajadora migrante que se encarga del aseo y alimentación de los suyos seis días por semana. No es la caja de cereal sobre la barra desayunadora, sino una rebosante tortilla de huevo con flor de palma, acompañada de café, para usted, y un chocolate para los pequeños.
2) Segunda escena: en un mediodía relativamente apacible y sin darle demasiada importancia a la lenta sinfonía que crece proporcionalmente inversa a los avances de las obras viales a la salida de Monterrey, usted y su familia repiten tímidamente un viacrucis que consiste en un esgrima verbal donde una parte ofrece menos y la otra pide más: el sabio regateo.
3) Tercera escena: la noche es breve y, sin embargo, en el otro territorio que es la palabra, usted se reencuentra con los otros que lo habitan si de entre la plática surge una historia de aparecidos, una leyenda urbana, un «A mí me lo contaron tal y como se los cuento ahora…».
La obra, en efecto, se llama Cultura, patrimonio intangible, patrimonio inmaterial.
 
Las capas de la cebolla
 
Aunque parece una metáfora simplista y arbitraria, podemos equiparar la cultura con una cebolla, un objeto doméstico y culinario, pero al igual que la cultura, de dimensión compleja.
Jugar a describir la cebolla parece un ejercicio pueril. Creemos que con decir cómo se ve, cómo huele, los efectos que provoca en nosotros y las veces en que la incluimos en nuestra dieta es más que suficiente y, sin embargo, nos falta lo más importante: descubrir e internarnos en su estructura, más allá de lo que se ve a primera vista. En su estructura, en la que intervienen kilómetros de hilos que arman cada una de sus capas hasta darle forma y consistencia.
5, 6, 7 y 8)

Algo semejante sucede con la cultura. Creemos que con reseñar los eventos artísticos, quiénes los encabezan y quiénes los promueven, los efectos que provocan en nosotros y las ocasiones en que los incluimos en nuestra agenda es más que suficiente, pero la cultura es más que eso. Y si hay un elemento de ella que nos invita sutil y prodigiosamente a descubrirlo, ése es el patrimonio cultural inmaterial.

Se entiende por patrimonio cultural inmaterial las prácticas, representaciones y expresiones, los conocimientos y las técnicas que procuran a las comunidades, los grupos e individuos un sentimiento de identidad y continuidad. Es la cultura detrás de la cultura, el reconocimiento tardío que de manera anónima, junto a las grandes revoluciones del Siglo 20, hace el ser humano sobre sí mismo, sobre su estancia y permanencia.
 
Más allá de lo que vemos
 
El patrimonio cultural inmaterial se manifiesta en las tradiciones y expresiones orales, las artes del espectáculo, las prácticas sociales, los rituales y festividades, los conocimientos y prácticas relacionados con la naturaleza y el universo y las técnicas propias de la artesanía tradicional.
El patrimonio cultural inmaterial, transmitido de generación en generación, lo recrean permanentemente las comunidades en función de su medio, su interacción con la naturaleza y su historia. Es un fenómeno trashumante, que igual se altera en las recetas de cocina y en la manera de moler el pipián, que en los testimonios de trabajadores migrantes definiendo el voto en las elecciones de Estados Unidos de Norteamérica.
 
Pecados de guerra, pecados de omisión
 
En febrero del 2003, el director general de la UNESCO, Koichiro Matsuura, previamente a la reunión de expertos de un centenar de países, con el fin de preparar un anteproyecto de convenio internacional para la defensa del patrimonio intangible, reconoció la urgencia de acciones específicas y de cooperación internacional, ya que «un gran número de sus manifestaciones ha desaparecido totalmente o está en vías de desaparición inminente por el proceso de globalización”.

Más que una estrategia publicitaria para vender la idea de una reunión necesaria, las declaraciones de Matsuura se expresan desde la realidad cotidiana tan nociva para el ser humano como la tala de árboles y la contaminación de nuestros mantos acuíferos.

Algún cínico reincidente en los asuntos de las decepciones culturales dirá: «Miro caer los edificios, miro cómo desaparecen de pinacotecas y museos los cuadros de artistas, miro incendiarse o transfigurarse los archivos y bibliotecas de mi ciudad. ¿Qué más da que mueran en el anonimato expresiones que no puedo acumular en una bodega como los sonidos, los olores, sabores, las voces y miradas?».

Y dice sabiamente nuestro personaje, ya que a diferencia del patrimonio cultural material, el inmaterial escapa de presunciones económicas y actas de propiedad, nos corresponde a todos, no metafórica, sino cabalmente, y con su pérdida, nos afecta, también -no metafórica, sino cabalmente- a todos. Sin ir más lejos, más de la mitad de las 6 mil lenguas del mundo corren peligro de desaparecer.
 
UNESCO y organismos
 
Las omisiones son congruentes con la historia del término patrimonio cultural inmaterial. Todo o casi todo se remonta a 1972, año en que la Conferencia General de la UNESCO adoptó la Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, emprendiendo diversas acciones para proteger el patrimonio cultural. Pero hasta ahí, patrimonio cultural era todo aquello que tuviera dimensiones espaciales, tangencialidad. No es sino hasta 25 años después, a tres de concluir el milenio, que por iniciativa de intelectuales marroquíes y del escritor español Juan Goytisolo, la División del Patrimonio Cultural de la UNESCO y la Comisión Nacional de Marruecos para la UNESCO organizaron una consulta internacional de expertos sobre la preservación de los espacios culturales populares. En aquella reunión quedó definido un nuevo concepto de antropología cultural: el patrimonio oral de la humanidad.
 

La cultura de la legislación
 
Las acciones de la UNESCO, fundamentales en el campo del patrimonio cultural inmaterial, son, por principio básico, normativas, esto es, proponen un escenario de reflexión, reconocimiento y preservación, pero no fiscalizan ni definen las tareas que a cada país corresponden.

Y en ese tenor, países con una riqueza cultural inmaterial no siempre corresponden a tal bonanza de expresiones con una legislación adecuada. Temas como turismo cultural, democracia, multiculturalidad y creatividad cultural apenas y están siendo comentados en mesas de discusión en América Latina, más desde el ámbito de la interpretación que desde el escenario del trabajo real. Dígalo si no el hecho de que nuestros museos no han asumido su compromiso frente a las otras lecturas que constituye el patrimonio cultural inmaterial.

Sergio Boeta, especialista en legislación cultural, reconoce que las 43 leyes culturales existentes en México presentan omisiones, desarticulaciones y distintos marcos jurídicos según la entidad de la que proceden.
 
La realidad neoleonesa
  
La territorialidad, tan temida en los asuntos artísticos porque limita la dimensión de una obra, es un factor determinante si de patrimonio cultural inmaterial hablamos.

En nuestra ciudad, donde usted y yo hemos celebrado los cielos impresionantemente bellos e innegablemente contaminados que nos prodigó la Fundidora, o la reminiscencia tribal de la carne asada y los nostálgicos paseos en la plaza principal de cualquier ciudad. En nuestra ciudad, ¿qué hemos hecho respecto a nuestro patrimonio cultural inmaterial?

Decretada en el Periódico Oficial del Estado el pasado 11 de mayo de 2018, la nueva Ley de Patrimonio Cultural de Nuevo León, sustituye a la que se creó en 1991. Esta nueva Ley cuenta con un Plan Estratégico para la Conservación del Patrimonio Cultural de Nuevo León e incluso, cuenta con un Comité Técnico del Fideicomiso y la elaboración del Reglamento que dará sustento a la referida Ley, la cual reconoce como patrimonio cultural del Estado 

I.               Bienes históricos y artísticos;
II.              Zonas protegidas; y,
III.            El patrimonio cultural intangible.

Lo cual es un avance, que que la Ley anterior tenía por objeto: la protección, restauración, recuperación y enriquecimiento del Patrimonio Cultural de la Entidad, constituido por bienes históricos y artísticos, por zonas protegidas y valores culturales.

Al hacer una descripción de tales bienes, zonas o valores, en ningún momento se especificaba bien inmaterial, aunque sí aparecen los valores culturales: los elementos ideológicos e intelectuales que tienen interés para el Estado, desde el punto de vista de la tradición, las costumbres, la ciencia, la técnica o cualquier otro, que por sus características deba ser adscrito al patrimonio cultural.

Con la Nueva Ley, por primera vez se reconoce al patrimonio cultural inmetarial, específicamente en su capítulo X: Del Régimen de Protección del Patrimonio cultural intangible.
 
Tesoros universales
 
Estas son algunas obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad entera:
 
1- La lengua, la danza y la música de los garifunas
Belice con el apoyo de Honduras y de Nicaragua, 2001
 
2- El patrimonio oral de Gelede
Benin con el apoyo de Nigeria y Togo, 2001
 
3- El carnaval de Oruro
Bolivia, 2001
 
4- Las trompetas Gbofe de Afounkaha: la música y el espacio cultural de la comunidad Tagbana
Côte d’Ivoire, 2001
 
5- Las fiestas indígenas dedicadas a los muertos
México, 2003
 
6- El mugham azerbaiyano
Azerbaiyán, 2003
 
7- El carnaval de Binche
Bélgica, 2003
 
8- El ballet real de Camboya
Camboya, 2003
 
9- La epopeya Al-Sirah al-Hilaliyya
Egipto, 2003
 
10- El maqam iraquí
Iraq, 2003
 
11- El trabajo de la madera de los zafimaniry
Madagascar, 2003

Tesoros locales

1.- las recetas de cocina del asado de puerco y del machacado
2.-la voz y testimonio de artistas neoleoneses como escritores, músicos, actores, bailarines y pintores
3.- las leyendas sobre la casa de los Tubos, la muñeca en los baños de escuelas o La Llorona
las canciones que han recuperado el grupo Tayer y Marilú Treviño
4.- las fiestas patronales y peregrinaciones
5.- la devoción al Niño Fidencio
7.- los recuerdos de oficios y trabajadores como los ferrocarrileros
8.- las composiciones musicales que han unido a varias generaciones
9.- las prácticas de la medicina tradicional
10.- los programas con mayor tradición en nuestra ciudad en los inicios de la radio y la televisión en nuestro estado
11.- las palabras, dichos y expresiones que usan nuestros abuelos

*Originalmente, este texto se publicó en la sección «Encuentro con el Arte”, Sección Vida. Periódico El Norte

ofeliapatricia@gmail.com

*El texto se puede compartir, dando crédito a su autora y avisando de la referencia.

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