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A 500 años de Tenochtitlan

Para comprender esta etapa histórica debemos responder una serie de preguntas…

El viernes 13 de agosto se alcanzan 500 años de la caída armada de Tenochtitlan a manos de una alianza de fuerzas enemigas, los principales opositores: los tlaxcaltecas y los beneficiarios a futuro de la derrota, los españoles.

La historia tiene enemigos, entre ellos los políticos, quienes le utilizan para beneficio. El uso político de la historia no es nuevo, pero por momentos se intensifica, por ejemplo: A Agustín de Iturbide lo llegan a comparar con George Washington y héroes griegos o romanos, elogios con fines políticos de la figura histórica.

Lo mismo sucede con la conquista del territorio que hoy es México. Habrá diferendos sobre el inicio de la Conquista; que si fue con Francisco Hernández, Juan de Grijalva o antes. Para efectos de conquista del territorio continental y no sólo de exploración en las costas; la Conquista inicia con el arribo de Hernán Cortés en la primavera de 1519.

Perdurará más de una década, sin embargo, para muchos el momento cumbre es con la caída de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521. Error de la historiografía nacional que damos por aceptado, pues la Conquista del actual territorio mexicano prosigue al menos siete décadas más.

Para comprender esta etapa histórica debemos responder una serie de preguntas, entre muchas otras: por qué desobedece Cortés a Diego de Velázquez y hunde sus naves, cómo logra llegar hasta Tenochtitlan aquel 8 de noviembre de 1519 sin mayores contratiempos, cómo es que Moctezuma II se vence ante Cortés con tal sometimiento, por qué acepta Moctezuma ser prisionero, cómo es posible que siendo militar, Cortés no se preocupara por la retaguardia ni una ruta de escape en su avance y estadía en Tenochtitlan.

Se puede pensar al conquistador como héroe o villano, como estratega o estadista. Las conclusiones a las que llego es que fue un hombre de su tiempo y del perfil de su misión emprendida; dos, fue un hombre con suerte, ambición y determinación; tres, no tenía algo qué perder y sí todo por ganar.

En 2019, impartí una charla sobre la Conquista en la cual diserté sobre algunos momentos en donde la diosa fortuna sonrió al explorador, entre ellos: cuando conoce, rescata y suma a su equipo a Jerónimo de Aguilar; segundo, cuando recibe como regalo a las 20 mujeres entre las cuales estaba Marina.

Hernán, Hernando o Fernando como algunos autores le reconocen, llegó a las islas caribeñas sin dinero, pero con ambición.

Las faldas marcarán su vida. En 1502 acompañaría a Nicolás de Ovando, primer gobernador de las Indias a la isla La Española, no lo logra porque se fractura una pierna al saltar techos de casas huyendo de un marido celoso quien lo descubre en escena con su esposa.

Finalmente, llega en 1504 al caribe donde conoce a las hermanas de Juan Juárez y corteja a Catalina, de quien pretende huir para no cumplir la palabra de matrimonio, finalmente su posterior socio, Diego de Velázquez, lo obligará a casarse con Catalina, a quien por lo que se puede leer, nunca quiso realmente.

Parte el 18 de noviembre de 1518 de Santiago de Cuba, en febrero de 1519 suma a Jerónimo de Aguilar en Cabo Catoche, territorio de la actual península de Yucatán entre el estado de ese nombre y Quintana Roo.

El 15 de marzo de 1519, narra Bernal Díaz del Castillo, luego de vencer a los nativos en Zintla, territorio de Tabasco, en las márgenes del río Grijalva, recibe de los caciques en regalo de sometimiento y lealtad, entre otras cosas, 20 mujeres, ahí conoce a Marina, mal llamada Malinche.

Dos momentos fortuitos que cambiarán el futuro de la historia en el mundo, el hallazgo de Aguilar y la entrega de Marina…

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