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Villa y Obregón, mal empiezan y así acaban

Pancho Villa y Álvaro Obregón tuvieron encuentros que terminaron en desencuentros, a tal grado que debieron enfrentarse en combate, en uno de ellos es donde pierde su brazo el sonorense.

Tenían más coincidencias que divergencias en cuanto a la ideología de la Revolución; sin embargo, mientras Villa se concentra en el idealismo político, el sonorense es pragmático, cambiante según las circunstancias y los intereses.

En septiembre 16 de 1914 juntos celebran la independencia de México, el jefe del ejército del noroeste estaba en Chihuahua para mediar entre el centauro y Venustiano Carranza quien para ese momento se arrogaba la silla presidencial.

El período que comprende entre el 16 y el 24 de septiembre es cuando se dan dos momentos en los cuales Pancho Villa estuvo a punto de fusilar a Obregón.

El 17 de septiembre de 1914, al sentirse traicionado por el de Sonora, el jefe de la División del Norte ordena fusilarlo, oportuna fue la intervención de algunos generales villistas quienes impidieron la ejecución. Para Villa, que Obregón no contuviera a sus fuerzas contra Maytorena y le dijera que sí lo había hecho era un juego intolerable.

Se supera el momento, retorna el sonorense el 23 de septiembre a la Ciudad de México, la noche del 24 cambia el “Centauro” de opinión y pide detener el convoy en donde éste viajaba, sin embargo, previendo los sucesos, Obregón ya había bajado del tren.

Durante el tiempo compartido en Chihuahua, ambos caudillos solicitaron a Venustiano Carranza cumplir con el plan de Guadalupe, a lo cual el de Coahuila responde con negativa un mes después. El 24 de octubre de 1914, en su manifiesto refuta las expresiones de Villa publicadas en el manifiesto circulado por el jefe de la División del Norte.

A pesar de las coincidencias sobre el movimiento revolucionario, ambos personajes desconfiaban mutuamente, para el de Durango, Obregón era ladino y labioso, poco confiable; para el de Sonora, Villa era irascible, voluble y visceral. Difícil conciliar cuando las personalidades son tan recias y divergentes.

El general Fierro hizo notar a Villa del error por no fusilar al emisario de Carranza, el tiempo haría notar que tenía razón. Carranza primero y luego Villa, son víctimas de la ambición y poder del sonorense. Ambos muertos en emboscadas, ambos en tiempos del poderoso grupo del noroeste.

Para Carranza la lealtad del grupo Sonora no fue gratuita, el 21 de octubre de 1914 otorga el grado de general brigadier a Plutarco Elías Calles, coequipero con Obregón y a éste le nombra más tarde jefe del Ejército Constitucionalista.

El año siguiente, 1915, será de enfrentamientos armados entre ambos jefes de los ejércitos, los Convencionalistas y los Constitucionalistas. Las victorias de Obregón entre abril y junio de ese año fueron determinantes para el rumbo que toma la revolución.

Villa acorralado ve perder su fuerza. Obregón, Pablo González y otros combaten sus ejércitos y EUA le impiden adquirir armamento, quedó el caudillo a dos fuegos.

Por sobre las rivalidades y la desconfianza, uno a otro se respetaba, reconocían las cualidades mutuas. Es por ello que en 1920, luego de firmar el 20 de julio la rendición en Sabinas, Coahuila, Villa se retira a la vida dentro de su hacienda Canutillo.

Según sus dichos al periodista de El Universal Regino Hernández Llergo, en la entrevista sostenida en junio de 1922, Villa no intervendría en política durante el cuatrienio de Obregón pues empeñó su palabra en ello, y así lo cumplió hasta su muerte.

Para Obregón, Villa era peligroso aún en el retiro.

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