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¿423 años, somos una ciudad vieja?

El 20 de septiembre se conmemora la fundación de Monterrey de Diego de Montemayor, no es la primera y quizá ni fundación, pero es la oficial.

El 20 de septiembre se conmemora la fundación de Monterrey de Diego de Montemayor, no es la primera y quizá ni fundación, pero es la oficial. Es oportuno replantear si somos una ciudad vieja, con los problemas de la edad o una ciudad que corrió a pasos agigantados.

Monterrey es conocida como la ciudad de las montañas, no porque el municipio esté rodeado de ellas, sino porque el área metropolitana –donde se incluyen al menos 10 municipios más– tienen montañas que permiten la creación de un valle.

La sierra Madre, el grupo montañoso del cerro de la Silla, el cerro de las Mitras y el del Topo Chico, crean un ambiente de protección natural, de ellos, sólo el cerro del Topo Chico tiene vegetación pequeña, sin ser experto, quizá se deba a lo mineralizado de sus mantos acuíferos.

La belleza natural de nuestras montañas está en extinción; cada vez son más las construcciones de viviendas en las laderas.

La destrucción por las pedreras produce la extinción de nuestro orgullo local, nuestras montañas, por consecuente, de su flora y fauna nativa.

Soy convencido que los regios, en mayoría, se oponen al tren Maya por su afectación a la reserva selvática en la zona, pero nadie emprende una cruzada por la protección de los cerros, montañas, ríos y entorno que cautivaron, primero a Luis Carvajal y de la Cueva y luego a otros como Diego de Montemayor.

El territorio ocupado por Nuevo León y su área metropolitana de Monterrey no era un espacio desierto o inhabitado, existían pobladores antes de los conquistadores; sin embargo, los pocos vestigios de cultura sedentaria motivan a considerar el poblamiento de la región a partir de los poblamientos de Carvajal.

Diego de Montemayor no funda Monterrey, en su caso repuebla la zona, primer punto a debatir sobre la fundación acreditada en 1596. El debate pasa por las ordenanzas decretadas por el rey Felipe II de España el 13 de julio de 1573 las cuales regulan fundaciones, descubrimientos, nuevas poblaciones y pacificaciones en las Indias (en los territorios de América).

Según las ordenanzas, Diego de Montemayor no podía fundar una población sin el permiso expreso del rey, la pregunta: ¿En cuál de los supuestos de las ordenanzas encaja el poblamiento que hiciera Diego de Montemayor?

Para 1573, Luis Carvajal y de la Cueva recibe la encomienda de encontrar una ruta segura entre Mazapil (actual Zacatecas) y Tampico el viejo (en el norte del actual Veracruz). En medio de las dos poblaciones se ubica el que llamó Valle de Extremadura, donde luego pediría a Gaspar Castaño de Sosa fundar la Villa de San Luis.

Carvajal recibe el 31 de mayo de 1579, del rey Felipe II, la capitulación donde le autoriza fundar y gobernar una nueva colonización autónoma y llamada «Nuevo Reino de León». En la primavera (entre marzo y abril) de 1582, se funda la Villa de San Luis en los ojos de agua de Santa Lucía.

Nunca fue llamada San Luis por el rey de Francia, en una apreciación personal, creo que don Luis Carvajal padecía de ego por lo cual a sus fundaciones siempre les llamó como él se llamaba. Así la Villa de San Luis pudo ser en honor a su nombre y la Cueva de León lo mismo que el Nuevo Reino de León, por su verdadero apellido «León».

Desde la fundación de Nuevo León en 1579 y la primera fundación de Monterrey con el nombre de San Luis en 1582 (con datos del historiador Carlos González Rodríguez) en 440 años, esta tierra se transformó en un emporio industrial, académico, comercial y médico.

En contraposición a los logros, es la metrópoli más contaminada de Latinoamérica, sus cerros son montones de viviendas «tutifruti» y depredación. Donde ayer había una montaña es ahora sitio de colonias chairas y fifís.

No es la edad del área metropolitana de Monterrey lo que la hace complicada para habitar a consecuencia de sus vialidades, inseguridad, contaminación y hacinamiento. Es el desorden con el cual creció en el Siglo XX y la primera década del XXI.

Somos una ciudad infante frente a lugares como Madrid y Roma, algo hay que hacer para conservar la belleza en la ciudad de las montañas.

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