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La postverdad en el huachicoleo

En el asunto del desabasto de gasolina en el país y concretamente en Nuevo León se aplica la manipulación de la información vertida a los ciudadanos.

La crisis por la falta de gasolina revela que los mexicanos nos volvimos víctimas de la postverdad o las verdades a medias, adulteradas o como se diría en términos de las verdades de gasolinas robadas: verdades guachicoleras.

El concepto postverdad fue acuñado en 2016. El centro internacional de periodismo con sede en Suiza, en 2018, en su libro “Ética periodística en la era digital”, destaca que fueron hechos como el Brexit, la consulta en Colombia sobre el perdón a la guerrilla y la elección de EUA, momentos que hicieron del término “postverdad” un concepto que marcó el 2016. Agrega que “la verdad había quedado en la sombra, sustituida por la mentira, o por verdades a medias”.

La postverdad se relaciona con la forma en que una persona o grupo de influencia miente deliberadamente o adultera la verdad para influir o manipular sobre un sector de la población, en ese sentido es similar a otras formas del conocimiento que explican o complementan a la “mentira manipuladora”.

En el asunto del desabasto de gasolina en el país y concretamente en Nuevo León se aplica la manipulación de la información vertida a los ciudadanos.

En la “guerra contra el guachicoleo” estamos frente a un caso de la postverdad. ¿Aplicada por quién? Probablemente por el gobierno federal, por los partidos políticos opositores al gobierno, por los medios, los interesados en que fracase la estrategia, o por todos ellos, pero lo real es que estamos frente a medias verdades o verdades manipuladas.

Sobre la estrategia antiguachicoles hemos leído litros de tinta, escuchado o visto horas de grabación, alguno a favor argumentando cifras no probadas o comprobables; otros en contra, afirmando que la estrategia es mal implementada, pero no ofrecen una opción que fuese correcta y aporte a la solución del desabasto, todo en el terreno de la crítica sin propuesta, se quedan en el golpe al gobierno sin brindar elementos más allá que las evidencias del desabasto, esto es un ejercicio que define la aplicación de la postverdad.

El desabasto se vivirá, ahora por la estrategia presidencial o mañana por el robo del combustible.

Si las cifras del daño a Pemex son ciertas, el guachicoleo va en crecimiento, cada vez es mayor el robo del combustible, lo que nos llevará irremediablemente al desabasto, el gobierno deberá aumentar la compra de combustible para satisfacer las demandas y lo que roben los pillos crecerá, lo que vuelve al problema en un círculo vicioso.

En esa proyección, llegará el momento en que sea insostenible surtir la gasolina que  necesita el país y en ese momento habrá desabasto.

Expliquemos, en un ejercicio de números hipotéticos para sustentar la hipótesis propuesta, veamos: El gobierno compra 100 mil litros de combustible a 10 pesos y lo vende a 20. El gobierno paga un millón de pesos a los proveedores; pero le roban el 40% del combustible, entonces recupera solamente un millón 200 mil pesos, producto del 60% de combustible vendido.

Para mantener el abasto comprará otros 100 mil litros y pagará un millón de pesos. Primer pregunta, ¿Los 200 mil que le quedan son suficientes para la operación al comercializar  el producto y pagar sus impuestos como empresa? La respuesta es naturalmente, no.

Comienza a haber un desfalco. ¿Sacará recursos de otra fuente para cumplir su responsabilidad o aumentará el valor del combustible? Ambas soluciones generarán una inflación mayor a la real existente, vendrá una espiral de carestía atribuible a una mala administración gubernamental.

Todo porque subsidia a los guachicoleros en un 100%, el 40% del combustible que compra. ¿A usted le beneficia en algo este subsidio?

El análisis que proponemos puede parecer simple, y lo es, pero sirve para entender que el guachicoleo no se trata sólo del robo, implica que en mediano o largo plazo el país estará en la bancarrota y paralizado por la crisis del combustible.

Es momento que los ciudadanos aprendamos a identifica las postverdades, provengan del gobierno, los políticos o los grupos de poder, es tiempo que conozcamos la verdad y decidamos en consecuencia, no a partir de medias verdades o verdades manipuladas. Si parar es la solución, paremos los autos y si no, que no nos manipulen ni de un lado, ni de otro.

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