Monterrey, NL, a 9 de febrero del 17.
Mis razones estimada Sofía.
Muy distinguida señora, he decidido en pleno siglo XXI revivir la antigua forma de comunicación escrita tan utilizada por personajes que trascendieron a su tiempo y espacio gracias a que hoy conocemos su pensamiento a través de su correspondencia. Soy un convencido que la comunicación epistolar permite que los interlocutores conozcan el pensar de los individuos dado su grado de intimidad; en el caso particular y dado tu imparcial perfil, siempre la comunicación será cuidando no perder la objetividad e imparcialidad como columna vertebral de nuestra interlocución.
“Para la Historia” pretende ser la visión de este humilde observador de su entorno, un inquieto ciudadano preocupado porque su tiempo presente sea mañana parte de la Historia entre las siguientes generaciones.
A lo largo de años he insistido en que debemos escribir la historia del tiempo presente, siempre la propuesta es a través del apego a la metodología propuesta y publicada por autores como Francois Bédarida, fundador del Instituto de Historia del Tiempo Presente en Francia, Julio Aróstegui y Hugo Fazio. Para este ejercicio emplearé herramientas como la comparación y la hermenéutica.
Si por rigor metodológico debo definir un tipo de investigación para efectos de rigor científico, te comparto apreciada Sofía, que será una investigación explicativa, sin pretender demostrar, correlacionar o comprobar nada.
“Para la Historia” es como su nombre lo dice, un permanente ejercicio epistolar que busca ser leído en el presente pero sobre todo, ser interpretado y analizado por historiadores del futuro.
Permite que seas tú apreciada Sofía, la receptora de mis inquietudes por plasmar el conocimiento del acontecer en el tiempo en que me toca cohabitar. No busco ser la verdad, busco ser solo un enfoque de la verdad; una fuente a donde puedan acercarse los historiadores del mañana. Quiero escribir historia para el futuro.
Debo decirte, que la inquietud surge de ver cómo la investigación historiográfica del tiempo Presente ha quedado de lado por los profesionales de la Historia. Quizá por desconocimiento o por la angustia de escribir aquello donde puedes quedar expuesto a las críticas, ha influido en que los profesionales se omitan y dejen el camino para que sean periodistas, literatos y documentos oficiales las fuentes que se registren para el Investigador del futuro. No dudo que el quehacer periodístico y el oficial sean fuentes, el problema radica en que siempre serán fuentes no hechas para registrar la Historia, cargadas de sesgos y desviaciones propias del origen que motiva su actividad.
Seguro que en algunas de las cartas virtuales que te comparta habré de señalar con todo rigor metodológico a autores, actores de sucesos o referencias que apoyen mi visión de los hechos. Pero te pido no dejes de lado que al estar registrando hechos vividos, la principal fuente será el testimonio, la memoria oral, la memoria colectiva y el registro documental de los hechos que te comparta.
No me extiendo porque sé que una carta, más aún las virtuales, deben ser concisas, breves pero explícitas.
Espero sea de tu interés este ejercicio que hoy inició de enviarte periódicamente en forma epistolar, el registro que hago de la Historia Presente de mi entorno, de la comunidad donde vivo, la megalópolis de la metrópolis Regia y en algunos casos, sucesos nacionales o internacionales que influyan y transformen el devenir histórico de la sociedad Regia.
Afectuosamente quedo a tus invaluables saberes.
“Estudiando la opinión de la polis”
Óscar Tamez Rodríguez
