“Si no puedes ser fuerte, y sin embargo no puedes ser débil, eso resultará en tu derrota” El arte de la guerra.
El actual disturbio ocurrido el pasado 11 de febrero del presente en el Penal del Topo Chico, lejos de ser diferente a lo acontecido hace 4 años en el Centro de Readaptación Social de Apodaca, es la atroz imagen de lo que pasa cuando las autoridades son relajadas y no establecen mecanismos de control reales que ayuden al reforzamiento y cuidado de estos centros penitenciarios.
La respuesta del actual gobierno, pareciera encaminarse más a defenderse de quienes se encargan de denostar su labor, que de dar claridad a los hechos del pasado jueves.
Si bien es cierto, el tener datos rápidos y exactos de un suceso de tan lamentable magnitud es difícil, (y de cierta manera comprensible dada la conmoción del momento), pues bien, es obligación de la autoridad, no obstante, los primeros informes dados a conocer, (por la autoridad) los hace caer en una serie de imprecisiones, provocando suspicacia entre la localidad e incluso a nivel internacional.
Para nadie es sorpresa que se sabe de la sobrepoblación de estos centros penitenciarios, sabemos que dentro de estos lugares existen grupos delincuenciales que operan de distintas formas, sabemos también de la existencia de diferentes armas dentro de estos lugares, se sabe de la corrupción e impunidad por parte de las autoridades dentro de estos centros, sabemos que esto no es solo un problema de Nuevo León, y lo más lamentable, sabemos también que la autoridad sabe de esta bomba de tiempo.
Entonces, si se sabe todo lo anterior, ¿por qué la autoridad ha omitido actuar oportunamente?, ¿qué medidas debe tomar la autoridad para prevenir este tipo de sucesos?, ¿hará falta que continúen periódicamente estos motines para que finalmente se decida hacer algo?, ¿ocultar o maquillar la información ayudará de algo para el esclarecimiento de los hechos?, ¿será que se busca precisamente eso, no aclarar nada y que todo quede en el olvido?, ¿los familiares afligidos e inhabilitados en las afueras del penal habrán pasado menos frío con las cobijas que el gobierno del estado repartía para mitigar el frío?
No obstante a lo anterior, la pregunta que me genera más perplejidad es: ¿será tan difícil que nuestras autoridades quieran hacer las cosas bien?