Desde hace tres semanas, cuando iniciaron las medidas para mantener a las personas en sus domicilios, denominé arraigo profiláctico a mantenerse en casa para evitar contagios. Arraigo porque estás en un arresto domiciliario, profiláctico, porque la intensión es evitar que la gente se contamine del bicho chino.
Por sobre un escrito a favor o contra las medidas adoptadas por los tres órdenes de gobierno para contener la pandemia, el interés es reflexionar sobre los peligros si muere la democracia algún día en México.
Entre 2010 y 2012, los años del pico en la inseguridad, las encuestas arrojaban que los ciudadanos preferían un gobernante militar que rompiera el orden constitucional si fuera necesario, pero que acabara con el terror por la posibilidad de morir en manos de la delincuencia organizada; por ningún medio se podía hacer entender a esa gente del peligro evidente al perder las garantías individuales, los valores que dan vida a la democracia.
En la democracia se viven por igual tres valores: libertad, igualdad y justicia, el cuarto valor, que posiciono en forma transversal, son los derechos humanos; si falta uno de ellos, no podemos hablar de democracia, al faltar cualquiera de estos valores se muere la democracia y caemos en un estado autoritario, totalitarista, absolutista, un régimen dictatorial.
Dirá usted que escribir este tema es ocioso en tiempos donde nos jugamos la vida cada que ponemos un pie fuera del hogar, bueno, algunos no la vida, pero sí la salud en grado extremo.
El tema aplica porque en las últimas semanas ha agonizado la democracia, las garantías individuales -derechos humanos, la libertad y la igualdad- se han visto extinguidos, sino en todo, sí en gran medida, vivimos en un estado de excepción, en una dictadura impuesta por el tirano llamado COVID-19.
Gracias a la pandemia se cancelaron las libertades en un acto de gobierno, es decir, en una decisión unilateral del empleado contra sus empleadores, algo previsto en el contrato social.
Cuando el soberano está en peligro, el gobernante tiene facultades para cancelarle sus derechos, es el caso que aplica por el riesgo de muertes masivas.
Es oportuna la reflexión sobre el estado totalitarista en el cual nos encontramos para entender los peligros que se corren cuando los absolutistas, los radicales, los fanáticos asumen el poder sin contrapesos que medien.
Seguro a este momento, piensa que, con gusto cancela sus libertades ante las decisiones de la autoridad, responderé que opino igual, pero el interés es que cimbremos las conciencias sobre el peligro de los fanatismos de derecha o izquierda, dan lo mismo, siempre acaban igual, en dictaduras o fuera del poder.
Hoy, no podemos gozar las libertades de libre tránsito, libre empleo, libre decisión de caminar por las calles o asistir a un concierto, cine, restaurante o partido de futbol; todo se canceló en un acto de autoridad, por el bien de todos, dirán ustedes y la autoridad y, en el caso que nos ocupa del bicho, lo comparto, pero, mañana cualquier radical puede asumir que por nuestro bien se cancelan las libertades, los poderes de la unión, el derecho a la libertad de pensamiento, al derecho a la información; el coronavirus es una buena excusa para inventar mañana otra pandemia nacional.
Finalmente, la inseguridad, el crimen organizado, los anarcofóbicos y otros poderes fácticos son causal suficiente para cancelar derechos y libertades.
El dictador COVID-19 nos aprisionó en el hogar, por su culpa nos racionan los alimentos en el súper, ya no podemos salir al parque o acompañarnos de la esposa a pasear por algún centro comercial.
El gobierno le canceló su empresa, empleo, su fuente de trabajo, le arresta o multa si no porta cubrebocas, si está en la vía pública sin causa justificada, esto estimado lector, es una dictadura.
Para la fortuna de todos, se espera que el bicho amaine en unas semanas, es un dictador temporal.
Cuando pensemos en un mesías, autoritario, unilateral e intransigente para que nos gobierne, recuerde la lección del COVID-19, el primer tirano del siglo XXI en el país.
La ansiedad, depresión, estrés e ira que vive por las semanas de arraigo profiláctico, pasarán en un breve tiempo, todo será una horrible pesadilla; no olvide que se puede volver realidad si aceptamos decisiones tiranas, sólo porque me cae bien o es muy devoto hacia el gobernante.