Bienvenidos a nuestra columna “Historia Regia”, en donde compartimos semanalmente nuestra historia. Agradezco sus comentarios en la página y los invito a seguir al pendiente de nuestras publicaciones.
Hoy les traigo la siguiente historia de nuestro querido Monterrey.
Maltrato a la estatua de la Virgen de la Purísima Concepción.
Por: Leonardo M. Hernández.
El estado de Nuevo León en general en el pasado fue muy religioso y su gente se regía por reglas más de éste tipo, esto gracias a la herencia de un pasado colonial en donde el gobierno, la sociedad y las fiestas se basaron principalmente en los dogmas religiosos.
En Monterrey y sus pueblos cercanos, hubo varios festejos, destacando el de la Virgen de la cual les hablaré hoy y también la del Roble, actual patrona de la Arquidiócesis de Monterrey.
La celebración de la Virgen de la Purísima Concepción fue en el pasado una de las fiestas religiosas más importantes en la ciudad, cobrando importancia desde mediados del siglo XIX, cuando se instituyó oficialmente esta fiesta por medio de un decreto de fecha 21 de abril de 1855.
En dicho decreto se manda “perpetuar dignamente la memoria de la solemne declaración dogmática de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María”, declarando allí mismo que el día 8 de diciembre de cada año su fiesta, obligando a celebrarse en todos los lugares de la República Mexicana con las solemnidades establecidas.
Hoy les contaré un dato interesante que me encontré hace tiempo en el Archivo Histórico de Monterrey.
Corría el año de 1869, para ser precisos, el 9 de diciembre, cuando en sesión de Cabildo de la ciudad de Monterrey se manifestó que la imagen de la Purísima Concepción “que se hallaba colocada en el pilar del centro del Puente de la Presa Grande” (esta presa Grande estaba sobre Diego de Montemayor, llamada en aquel entonces “Calle de la Presa” y la actual calle Juan Ignacio Ramón, justo detrás de donde una vez estuvo la primaria Lázaro Garza Ayala y que actualmente es el Museo del Noreste), había sido derribada la noche del día 7 del mismo mes, por lo cual se propuso que se restituyera para colocarse de nuevo, esperando encontrar al responsable de dicho acto para que “se le exija el pago del costo y se le aplique el castigo respectivo”.
La idea era colocarla de nuevo en el mencionado puente, pero algunos miembros del dicho cabildo propusieron que se instalara en otro lugar para evitar que de nuevo fuera maltratada.
El acta aclara que los pedazos de la imagen fueron colocados en una casa particular, quedando pendiente la resolución de colocarla de nuevo en el mismo lugar.
De aquella virgen actualmente se conserva solo su cabeza y esta resguardada en el Museo del Obispado, junto con otras reliquias religiosas del antiguo convento franciscano de San Andrés, pero de esa historia les hablaré en otra ocasión…
Fuente: Archivo Histórico de Monterrey. Colección Actas de Cabildo. Expedientes 1855/024 y 1869/047.