En 2024 cumplimos 200 años de constituir el actual nombre de Nuevo León, esto surge por un debate ideológico-político en el cual el republicanismo de 1823-1824 se ruboriza con aquello que represente una monarquía.
Desde su nacimiento como territorio agrupado, Nuevo León a tenido el problema de provocar celos y malestar político entre los malquerientes del gobernante en turno. Lo mismo pasó en 1582 que en 1824.
Luis de Carvajal de la Cueva propuso el nombre de Nuevo Reyno (sic) de León al territorio que pidió al rey Felipe II y que fue autorizado en la capitulación del 31 de mayo de 1579 además de nombrarlo como su primer gobernador.
Es en 1582 que toma posesión del espacio comprendido entre Mazapil, Zacatecas y Tampico (entonces en territorio del actual Veracruz) y con dimensiones de 200 leguas por cada lado en un cuadrado que abarcaba territorio en los actuales estados de Texas, Nuevo México, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
La geografía cambió en la medida que fue imposible gobernar y controlar tanta superficie, por lo que, entre otros factores, las migraciones que casi deshabitan el Nuevo Reyno de León y pueblan lo que hoy es Tamaulipas, contribuyeron a su reestructuración geográfica.
Para finales del siglo XVIII, el territorio del Reyno era muy similar al que hoy tiene el estado de Nuevo León, sin llegar al río Bravo, tal como se observa en el mapa del 16 de febrero de 1799 del teniente coronel don Simón de Herrera y Leiva, gobernador de la provincia.
El 31 de enero de 1824, el constituyente aprueba el Acta Constitutiva de la Federación como primer documento constitucional, previo a la Constitución de ese mismo año.
En su artículo primero señala que las provincias internas de oriente forman parte de la naciente federación mexicana; en su artículo séptimo enlista los estados que integran el territorio nacional; ahí aparece por vez primera (en texto constitucional) el nombre de Nuevo-Leon (sic) ya sin el Reyno.
Los motivos que llevan a modificar el nombre tienen que ver con la disputa entre republicanismo democrático, monarquía y monarquía republicana que se vivía en el mundo y en particular en el país en ciernes.
Provocaba “alergias” a los puritanos del republicanismo que el territorio se denominara Reyno, pues se corría el peligro de mantener vivo el amor por las monarquías.
Es oportuno decir que durante la formación del virreinato y las provincias, fue el único territorio que oficialmente llevara el concepto de Reyno en su nombre, pues aunque otros territorios se escribían por momentos con el apelativo de Reyno, el único oficial desde el texto de la capitulación era el de Nuevo León.
En complemento al Acta Constitutiva de enero, el 7 de mayo de 1824, el constituyente promulga el decreto 45 en el cual declara a Nuevo León como un estado de la federación, ello con el fin de que eligiera a los diputados al primer constituyente local para redactar la Constitución de la entidad.
No es el decreto el que lo designa como estado, en su caso, ahí lo ratifica pues esto ocurre en el Acta del 31 de enero.
Nuevo León no nace en 1824, sólo modifica su nombre, pues es en la misma Constitución del 4 de octubre de ese año, que se reconoce en el artículo segundo la geografía nacional como la antigua ocupada por el virreinato y las provincias, entre ellas la de oriente donde se ubica Nuevo León.
Nuevo León no surge hace 200 años, los diputados cambian su nombre por asuntos ideológico-políticos, pero conserva su territorio, delimitación, identidad y aquello que da vida a un territorio jurídica y políticamente hablando.