Sorpresa, impotencia, enojo, desilusión, frustración…
Hoy el mundo amanece con sentimientos encontrados.
Los mexicanos, quienes particularmente se encuentran ofendidos por la serie de sandeces que el hoy Presidente Electo de los Estados Unidos refirió durante la pasada campaña, no dan crédito de dicha victoria.
El conmovedor voto latino se esfumó como los sueños al despertar. No obstante la pesadilla queda y se recuerda.
El próximo 20 de enero del 2017 Donald John Trump asumirá uno de los cargos de la política con mayor poder en el mundo.
Sus descabelladas ideas, su irritante hablar y su ególatra personalidad lo llevaron a la victoria para hacer (al sentir del pueblo de Estados Unidos) un cambio real y de fondo, un cambio que a su sentir “se necesita”.
Se amanece con caos, mercados y bolsas financieras en el mundo prefieren ser cautelosos, se dispara el dólar, el mundo tiembla ante lo que catalogan como un evidente peligro.
¿Qué pasará con tratados internacionales, derechos humanos, el medio ambiente? ¿Qué será de México ante su cercanía de quién pretende cerrar sus puertas? ¿Dónde quedó Luis Videgaray?
México cumplió (diplomáticamente hablando) al abrir la puerta al que hoy es Presidente Electo de los Estados Unidos, el cómo se hizo fue incorrecto.
Necesariamente me permito señalar NO defiendo a Trump y NO me encuentro alegre con su victoria.
El qué hará a partir del 20 de enero tendrá con intriga a millones, ¿Cumplirá o no con las propuestas de campaña? ¿Se volverá el típico político quien promete y una vez en el poder encuentra los modos de no hacerlo? ¿Qué peso tendrá la cámara de representantes y el senado quienes comulgan con el partido ganador? ¿Qué papel jugará la ONU? Trump pretende proveer de armas a todo el pueblo norteamericano y promover el uso de la energía nuclear, ¿se preparará para una guerra?
Resignación, respeto a los resultados y la típica llamada a trabajar en unidad por el bien de una nación. Hoy sólo eso queda.
Ganó el artista y empresario que no es político. ¡Que dios bendiga a América!
