Hace una semana el gobierno de la 4T estaba acorralado frente a la inoperancia del Instituto de la Salud y el Bienestar (Insabi), la falta de reglas, medicamentos y transparencia enfermaban la credibilidad en el gobierno.
El remedio ante el diagnóstico fue recurrir a la rifa del avión José Ma. Morelos y Pavón, 6 millones de boletos a 500 pesos cada uno, la reacción fue mejor a lo esperado, el país se volvió un jolgorio.
La cantidad y calidad periodística de los memes alegró hasta al mismo López Obrador.
Inició la semana anunciando que el reality show duraría hasta el 15 de febrero. La «caja china» funcionaba –concepto copiado de un instrumento musical de ese país con sonido hueco y que trasladado a la política infiere que se ponen en marcha una o varias distracciones para desviar la atención de los asuntos torales–. A la caja china comúnmente se le conoce también como cortina de humo.
La caja china de la 4T relativa al avionazo fue rebasada por otro tema chino, el de la influenza surgida en ese país y a la cual se le bautizó como coronavirus o influenza china. Este virus con consecuencias fatales surgió en una población de China, la cual hoy se encuentra en cuarentena.
Una amiga, quien se encuentra en aquel país, confirma a este opinador que efectivamente hay esa epidemia, que los chinos están tomando cartas en el asunto y lo asumen con la gravedad de una pandemia.
La población donde surgió este brote fue clausurada, se impidió toda comunicación con sus habitantes, se formaron barricadas para impedir la entrada o salida de los habitantes. El cerco parece extremo, violatorio a los derechos humanos, pero sabiendo la cultura de aquel país, es entendible que apliquen tan radicales medidas.
La enfermedad llegó a Canadá y con ello el pánico de contagio al continente. Las alertas se encendieron en México, pero el sector salud respondió como se esperaría de un comunicado oficial: no hay peligro, tenemos todo bajo control; palabras más o menos, ese es el mensaje, aunque nadie lo crea.
Revivió el fantasma de la influenza porcina del 2009 en el gobierno de Calderón que provocó muertes y agonía financiera al paralizarse la economía durante más de una semana.
En ese contexto arriba a Tamaulipas un académico del Politécnico, quien ahí radica. Se dice que se le presentó un cuadro tipo resfriado intenso; el sector salud lo aisló en su domicilio.
El académico regresaba de China, los temores son fundados, claro siempre queda la duda de que sea otra caja china y no influenza china, aprovechando la circunstancia.
El infectado con algún tipo de virus se aisló en su domicilio, con ello se cercó mediáticamente el caso, cero información más allá de la controlada. ¿Verdad eso del académico enfermo u otra cortina de humo?
La duda porque el caso distrajo a otros temas críticos. En 24 horas se confirmó no había peligro, no era influenza coronavirus.
Sin embargo, contribuyó a minimizar la información sobre tres temas de afectación a la imagen de la 4T: el desabasto en medicamento a enfermos con cáncer, la caravana de los marchantes contra la violencia y la negativa del presidente para atenderlos, el tercer tema, la caravana de centroamericanos en la puerta sur de México.
Incluso, esto de la influenza puede servir como justificante para impedir la entrada de migrantes al país, basta un supuesto caso de contagio con la influenza china y eso unificaría a detractores y simpatizantes de la acción gubernamental al impedir el paso de la caravana. Nadie en su juicio aceptaría que el gobierno arriesgue el contagio.
Las mujeres y niños con cáncer siguen deteriorando su salud por la indolencia e indiferencia de un gobierno dispuesto a no comprar el medicamento que requieren. Tal parece que no hay dolor ante la omisión y las potenciales pérdidas de vidas.
México y el gobierno de la 4T enfrentan una crisis de salud. Los enfermos de cáncer en peligro de agravarse, las víctimas de violencia ni se ven ni se oyen y la política de libre tránsito termina en la frontera sur.
Ojalá pronto haya cura al mal que aqueja a la 4T.