En la entrega anterior, en este espacio, se habló sobre el excelente manejo de la comunicación política por parte del equipo de la 4T, cómo en las estrategias empleadas siguen los principios propuestos por el estratega en la propaganda del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.
No se acusa al gobierno de pronazi, menos de xenófobo, a lo mucho se relacionan las personalidades autoritarias y la forma de ejercer el liderazgo por parte del alemán y el mexicano.
En la columna Política e Historia, «Goebbels en la 4T» apuntamos los primeros 5 principios del propagandista alemán; atendiendo los comunicados de algunos lectores quienes escribieron, anexamos los principios faltantes y en su caso, el vínculo o no, con las estrategias de comunicación de la 4T.
En el principio 6°, el de orquestación, la estrategia «goebbeliana» establece que la propaganda debe ser de pequeñas ideas, mismas que se repiten al cansancio, pero siempre terminando en el mismo punto.
En las campañas políticas exitosas, el candidato parece un loro, incluso hay quienes le cuestionan por hablar en círculos, pero con tal éxito que se prueba el principio de la orquestación.
En Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón empleó en forma magistral la estrategia, recordemos «la raza paga, la raza manda», entre otras. Lo mismo sucedió con AMLO en su campaña electoral.
En las mañaneras, el presidente realiza estos círculos, recuerda reiteradamente a los conservadores, que él y su gobierno trabajan para los más pobres, que en la 4T tienen otros datos y otras expresiones reiteradas. La finalidad es que de tanto repetirse se termine convirtiendo en una verdad implantada en la memoria colectiva.
El 7° principio es el de la renovación, implica emitir constante y permanentemente información y argumentos nuevos de tal forma que para cuando los medios reaccionen, el público esté en otro tema y las reacciones pierdan interés. ¿Las mañaneras de dulce, chile y manteca?, sin más por comentar, la realidad explica por sí misma la utilización de este principio en la 4T, dicho sea de paso, con gran eficacia, aún contrario a mi percepción sobre las mañaneras.
El 8° principio «goebbeliano» es el de la verosimilitud. Es decir, construir argumentos a partir de fuentes diversas. Esto permite recordar los subsidios de las guarderías y el huachicoleo. En ambas se dosificó la información. Hubo guarderías fantasmas, niños fantasmas y desvío de recursos, nada probado, pero con argumentos sólidos. En el huachicoleo se habló de mafias internas en Pemex, expendedores, distribuidores, igual, nunca pasó al terreno de lo palpable, a lo concreto, pero siempre los argumentos lógicos y creíbles.
El principio 9°, el de la silenciación (sic). Aquí implica callar aquello donde no hay argumentos sólidos, minimizar las fuentes adversas y, con medios afines –los que no son «chayoteros» a vista de la 4T– difundir los conceptos favorables. ¿Les recuerda a algunos reporteros en las mañaneras?
El 10° principio en la estrategia de Goebbels es el de la transfusión. Esto implica empatar el tiempo presente con odios o vestigios históricos de prejuicios arraigados. Los eternos conservadores de la historicidad mexicana quienes en la educación siempre han aparecido como los villanos. Algo explicado por este opinador con recurrencia en algunos escritos denominados «el uso político de la historia».
El último principio, el 11°, de la unanimidad. Implica hacer pensar a la gente que sus ideas son compartidas por mucha gente, que en el caso de la 4T, los hay, existen millones de mexicanos quienes comparten a fe ciega, en un fanatismo ideológico cuasi religioso la verdad de la 4T, con lo cual se cumple aquello de que los indecisos prefieren estar con las mayorías y la verdad de éstos.
Esta herramienta es muy socorrida en las campañas políticas y donde las encuestas juegan un papel propagandístico relevante.
Luego de evaluar los 11 principios de Goebbels en la estrategia de la propaganda política, es evidente que alguien en el equipo 4T los domina y tiene el poder para ser escuchado en la aplicación de los mismos, aún a costa de mantener en riesgo permanente al líder.
Obvia decir que los principios no operan aislados, se pueden implementar conjunta, simultáneamente o en paralelo.