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Fundidora resguarda la historia

El acervo del archivo histórico del estado de Nuevo León se encuentra bajo el resguardo de la casa de Los Ladrillos Rojos ubicada en el corazón de lo que otrora fuera el emporio acerero más grande de Latinoamérica.

En los años 80, la vocación de las hectáreas ocupadas por la Fundidora de Hierro y Acero de Monterrey cambió para dejar de ser contaminante a convertirse en el pulmón de la metrópoli regia.

De entonces a acá, la Fundidora ha cambiado su vocación, cada vez son menos los espacios públicos, los destinados a la siembra de árboles y los que quedan en poder del gobierno.

Uno de los espacios más emblemáticos y recargado de historia es el edificio ubicado al sur del complejo público, ese que en otro momento resguardó oficinas de la empresa en propiedad de los Prieto; hoy, sus paredes de ladrillo rojo y herrajes de forja protegen la memoria histórica de los nuevoleoneses.

Nuevo León merece un mejor futuro para su pasado, un espacio digno para la memoria de tiempos de gloria y debacle. En las cajas del archivo histórico lo mismo leemos sobre la vida política, económica o social de los nuevoleoneses que temas de violencia o momentos convulsos como la conquista de los norteamericanos a mitad del Siglo XIX y la presencia de revolucionarios en la década de 1910 durante la Revolución mexicana.

La decadente condición estructural del inmueble ubicado en Juan Ignacio Ramón entre Zuazua y Zaragoza, en el corazón de la Macroplaza regia, obliga a que el personal y la parte de los documentos ahí ubicados, migren de sede.

Desde décadas atrás el acervo del archivo histórico se conservaba en Fundidora y la sede de Juan Ignacio Ramón, la falta de mantenimiento al inmueble de la macroplaza obliga a que todo el acervo de mayor antigüedad se resguarde en la casa de Los Ladrillos Rojos y el archivo más reciente en un inmueble improvisado en Guadalupe, Nuevo León.

Hoy atiende el personal del Archivo General del estado en Fundidora, esa será la sede oficial del archivo, los documentos y el personal mientras no se construya la casa de la memoria histórica de los nuevoleoneses.

Hace un año, el gobierno del estado cerró el penal del Topo Chico, con ello se anuncia la promesa de destinar un espacio del inmueble a construir un sitio decoroso para los documentos que atesoran el pasado de la entidad y su cultura.

La falta de recursos y la indiferencia de la Federación para apoyar los proyectos estratégicos en la entidad, mantienen en la indefinición la construcción del edificio que habrá de funcionar como caja fuerte para los documentos que narran el devenir de la entidad más próspera del noreste mexicano. La forma en la cual las autoridades tratan a sus acervos históricos dista de la grandeza del estado.

No hay fecha para dar el primer zapapico en la edificación del inmueble digno del archivo histórico; Vidaurri, Reyes, De la Garza, Salinas Leal, Martínez Domínguez y otros tantos gobernantes quienes edificaron obras monumentales o realizaron hechos de grandeza a la entidad, se asustarían al saber que no existe un espacio digno donde se resguarde la memoria de sus hazañas.

Fundidora es un sitio emblemático, digno, memorable, apropiado para la sede del archivo histórico de la entidad, pero es insuficiente para la función, se requiere para Nuevo León, una infraestructura similar o superior a la existente en Tamaulipas.

Mientras Topo Chico siga esperando por los recursos, los tesoros y el personal del archivo histórico seguirán en la casa de Los Ladrillos Rojos.

Un sitio histórico para el acervo histórico.

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