El periodismo profesional se enfrenta con la improvisación, la presencia de los ciudadanos en el lugar oportuno de la noticia; hoy el reportero ciudadano es fuente de información lo mismo que el periodista, con la diferencia de la imparcialidad informativa.
Se aproximan tiempos electorales; crecerá el periodismo informativo o de opinión en redes sociales, escritos por ciudadanos o supuestos profesionales anónimos, desconocidos pero «avezados» en tal o cual tema en cuyo contenido opinan a favor o contra.
Las redes sociales democratizan la información, favorecen al conocimiento de sucesos ajenos a los periodistas de los medios tradicionales quienes están imposibilitados de cubrir todos los hechos de una sociedad.
Esta democratización trae consigo la multiplicidad de contenidos apócrifos destinados a hacer guerra sucia contra gobiernos, partidos políticos, candidatos e incluso ideologías políticas.
En septiembre de 2016, antes que surgieran términos como fake news o infodemia; impartí conferencia en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UANL donde definí la «informasa», definiendo este concepto como la información surgida desde la masa, en anónimo, con una falsa fuente o desde la secrecía que brindan las redes sociales.
Parafraseando a Ikram Antaki, la informasa es «el poder del conglomerado anónimo sobre el individuo responsable», es la masa linchando informativamente a un político o grupo, conlleva la finalidad de popularizar una información falsa, tendenciosa y esparcida para afectar políticamente a alguien
A este mal se le etiquetó en EUA como fake news. Esteban Illades, en su libro Fake News, la nueva realidad, escribe que se refiere a la propaganda, desinformación y noticias falsas utilizadas como herramienta para atacar o desprestigiar.
A esta difusión se suma la credulidad y desinformación de los ciudadanos, personas informadas a medias, informadas por lo que se publica en las redes sociales de anónimos o desconocidos quienes pautan como publicidad la falsa noticia.
Facebook anuncia que a partir del 5 de agosto del año del Covid en México se transparenta la información política que se publica en esta red y sus filiales como los son WhatsApp e Instagram, incluyendo quién pauta la información, quién la paga, por cuál medio se paga y desde dónde se paga.
La informasa se alimenta de la ignorancia, la pasión, el enojo y el descrédito del cual gozan políticos y gobiernos; agregue que se vive una campaña para desprestigiar a los medios y periodistas como elementos de corrupción.
Pueden ser o no ciertos los vínculos entre «las mafias del poder» y algunos medios y comunicadores, pero la generalización destruye a la misma sociedad; no se trata de describir al periodismo como inocentes o inmaculados; la generalización además de odiosa es dañina, destruye y abre la puerta a la manipulación por parte de los grupos de poder quienes sienten un contrapeso en el ejercicio periodístico.
A esta manipulación y desinformación de los datos vinculados al bicho, Covid-19, la OMS le llamó infodemia.
Cómo se le llame, informasa, fake news o infodemia, es el uso intencional de la desinformación para manipular a la sociedad, por ello, se atenta contra el periodismo formal.
La receta de solución incluye incentivar al periodismo de investigación, mejor informado, objetivo e imparcial; que obligue, moralmente hablando, a los ciudadanos a regresar a la información confiable y abandone a quienes le intoxican con las mentiras manipuladoras.