La lengua no es la envoltura del pensamiento
sino el pensamiento mismo.
Miguel de Unamuno
LA SOLICITUD DE CORRECCIÓN DEL GENTILICIO DE NUEVO LEÓN
El pasado 10 de octubre de 2022, el presidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística A.C., Óscar Tamez Rodríguez, dirigió una carta al gobernador constitucional del Estado de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, así como a los diputados de la LXXVI Legislatura del Congreso estatal.
¿El motivo?, la exigencia de la SNHGyE, representada por el firmante, para que se realizara la enmienda constitucional y se restituyera el nuevoleonés en el escrito de la reforma al texto de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Nuevo León.
¿Qué implica la alteración al gentilicio de nuestra entidad? ¿Es un caso menor, una pecata minuta? O, en contraposición, ¿se trata de un hecho sobre el que debemos reflexionar y debatir? Dadas las implicaciones filológicas, culturales, políticas, mediáticas y, primordialmente, históricas y jurídicas, repasemos qué representa una alteración de esta naturaleza.
LA CERTEZA JURÍDICA DE UN GENTILICIO
Empecemos por el ámbito jurídico, que es el eje rector. La fuente jurídica que da origen y fundamento al uso de la palabra nuevoleonés la encontramos en la Constitución Local de 1825 —a la cual hace referencia Tamez Rodríguez— así como a la reforma aprobada por el poder legislativo y publicada el 29 de octubre de 1849 por el entonces gobernador José María Parás y su secretario Santiago Vidaurri. En estos documentos, el gentilicio expresado para los habitantes del estado de Nuevo León es Nuevoleonés —según consta en los artículos 5 y 9—, y el mismo gentilicio es utilizado en la Constitución de 1917.
Adicionalmente, en el orden de lo jurídico, ¿qué importancia tiene la definición y reconocimiento de los habitantes del estado como nuevoleoneses en estos textos que son los máximos documentos jurídicos de Nuevo León?
No diré que mucha, porque jurídicamente no se trata de mucho o poco, sino de válido o no válido, dado que en la conformación o construcción de los gentilicios, según la Real Academia Española, RAE, máximo documento en el orden de lo lingüístico para los hablantes del español, puede intervenir, como en el caso de nuestro estado, la participación de la autoridad legítima, lo cual nos remite directamente al estrato de lo histórico.
LA HISTORIA DETRÁS DE UN GENTILICIO
Es decir, históricamente, ¿por qué alterar, desde el ámbito de un documento constitucional, un gentilicio con un arraigo de 197 años? Y, adicionalmente, en lo filológico, ¿qué correspondencia lingüística existe entre el territorio nombrado —Nuevo León— y el emergente gentilicio neolonés, que el ejecutivo estatal incorpora en la Nueva Constitución? Enunciado este en el Capítulo II, correspondiente al Título III, Del Territorio y los Habitantes del Estado, página 27 del documento publicado en el Periódico Oficial el sábado 1 de octubre del presente.
Si nosotros, como mero ejercicio, leemos en un documento el gentilicio original: nuevoleonés, entendemos de manera natural que se trata de un un adjetivo que denota, como lo consigna la RAE, relación con un lugar geográfico, pero además, en una segunda acepción, que es relativo a las gentes o naciones, entendiendo este último término, como adaptable a territorios, de ahí que ante el nombre de nuestra entidad: Nuevo León, el apelativo que nos hermana, nos identifica, nos une y cohesiona es nuevo-leonés, palabra compuesta, término que si lo usamos de manera independiente, se convierte en un sustantivo que nos identifica frente a otras comunidades, no solo en México, sino a nivel internacional.
¿ALGUIEN SABE QUÉ ESTADO ES NEO LÓN?
Por el contrario, si usamos el pretendido gentilicio neolonés, ¿a qué territorio estamos aludiendo?, ¿a Neolón?, ¿qué entidad federativa es esa?
Culturalmente, los gentilicios colaboran en la construcción de una identidad, son palabras imán que sí refieren a un territorio, y a sus habitantes pero denotan saberes, leyendas, recetas, anécdotas, fiestas, paisajes, historia, numeralias. Con el gentilicio aparecen nuestros ancestros, sus sueños y batallas, con el gentilicio le heredamos a nuestros hijos un tercer apellido que los hermana con la gran tribu que somos los que coincidimos en un espacio al cual llamamos nuestro.
Ciertamente que en algunos medios y sectores, por una pretendida actualización lingüística, pero errónea, ya que aparece de manera desfasada —dado que la selección de los prefijos novo (latinismo) y neo (por influencia del griego) se gestó en el siglo XVIII— , el término neoleonés fue usado de manera paralela, lo cierto es que el lexicalizado nuevoleonés es el término que se impone como el correcto dada su inserción en los documentos oficiales de máxima trascendencia jurídica.
LA PROMOCIÓN DE UNA ADMINISTRACIÓN
Entendemos que como si se tratara de una marca comercial, el afán de las administraciones por imponer un sello a su período de acción los lleva a usar imágenes, colores y frases distintivas, pero en esta libertad de promoción política y mediática no deben entrar los elementos identitarios de una comunidad, como lo es, ciertamente, su gentilicio, protegidos en lo jurídico.
Celebro la defensa del actual presidente de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística, SNHGyE AC, Óscar Tamez Rodríguez, porque como bien señala Unamuno, “la lengua no es la envoltura del pensamiento, sino el pensamiento mismo” y si no atendemos los asuntos del pensamiento y, con ello, los temas de una comunidad, entonces ¿qué le corresponde al hombre?
EN ESPERA DE CORRECCIÓN, ACUSE DE RECIBO DEL CONGRESO
Confío en que la LXXVI Legislatura, que dio acuse de recibo de la solicitud de Tamez Rodríguez el pasado 11 de octubre, a través de la maestra Armida Serrato Flores, Oficial Mayor del H. Congreso del Estado de Nuevo León, y en la que expresó que la solicitud fue turnada por el Presidente de la Legislatura a la Comisión de Puntos Constitucionales, presidida por el Diputado José Filiberto Flores Elizondo, enmiende este error.
