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Don José Alejandro Ramón de Treviño y Gutiérrez

El presente artículo es publicado en el repositorio de Memórica https://memoricamexico.gob.mx/es/memorica/don_jose_alejandro_ramon_de_trevino_y_gutierrez


Don José Alejandro Ramón de Treviño y Gutiérrez es nuevoleonés por nacimiento. Originario de la hacienda San Antonio de los Martínez, que hoy es Marín, Nuevo León, nació el 23 de febrero de 1759. Junto con fray Servando Teresa de Mier construyeron los cimientos jurídicos y académicos del derecho en la entidad durante la génesis de la república mexicana.

Resulta oportuno establecer que, probablemente, se conocieron ambos personajes. Esto no implica hayan continuado alguna relación posterior a su estancia como estudiantes en el convento de San Andrés, que albergó en sus cátedras, en los mismos años, a Teresa de Mier y a Treviño y Gutiérrez (años de 1779-1780) por lo que, sin existir evidencia de que hayan compartido estudios, sí los realizaron a la par en la institución, como lo señala Torres Garza (pág. 891). Siendo Monterrey una ciudad pequeña y el convento un sitio de tamaño mediano, es indudable que hubo alguna forma de contacto.

Fray Servando es fundamental en la vida jurídica de Nuevo León y del país. Fue diputado al Primer Congreso Constituyente del Imperio y reelecto al Primer Congreso Constituyente de la República; durante los primeros días de septiembre de 1823, propuso para Monterrey el establecimiento de las cátedras de derecho natural, civil y canónico.

El legislador nuevoleonés le escribe, el 19 de septiembre de 1823, a su amigo José Bernardino Cantú, que presentó un decreto al Congreso mexicano para que se concedieran cátedras de derecho en el seminario de Monterrey, y “que así en ellos, como en filosofía y teología se diesen allí los grados de Bachiller” (Teresa de Mier, 1977). 

 Su solicitud fue admitida a discusión y se turnó a la Comisión de Instrucción Pública, que dictaminó favorablemente y, el congreso nacional, publicó el decreto el 13 de octubre de ese año; es decir, apenas poco más de un mes después de hecha la petición. Es así como puede afirmarse que, gracias a Teresa de Mier, más tarde inició la cátedra de derecho, por parte de don José Alejandro Ramón de Treviño y Gutiérrez y, en 1825, nació el Tribunal Supremo de Justicia y el Colegio de Abogados; ambos presididos por él.

A Treviño y Gutiérrez se le reconocen cuatro grandes aportes en materia de derecho en su natal Nuevo León:

a) En su función como servidor público en el Ayuntamiento de Monterrey y como gobernador provisional.

b) En la academia durante la impartición de la primera cátedra de derecho civil, eclesiástico y patrio en Monterrey.

c) Al erigirse el Tribunal Superior de Justicia en Nuevo León (que, en 1825, se le denominó como Supremo).

d) La creación del Colegio de Abogados del cual fue presidente.


José Alejandro sale del Nuevo Reino de León, una de las cuatro provincias que conformaban la región de las antiguas Provincias Internas de Oriente. Migra para concluir su formación profesional como abogado al epicentro político de la Nueva España: la efervescente Ciudad de México, en donde se vivían los trascendentes cambios geopolíticos que desembocan en la revolución de independencia.

En la Ciudad de México Treviño y Gutiérrez obtiene el título de abogado el 18 de junio de 1792 otorgado por la Real Audiencia de la Nueva España luego de haber practicado por cuatro años el derecho (AGN).

Seguramente fue espectador y, quizá, actor de los aconteceres políticos, económicos y sociales con los cuales se gestaba el movimiento Insurgente, el cual forja la nación que hoy gozamos: la república mexicana. 

Sus aportes desde el Poder Ejecutivo

Treviño y Gutiérrez retorna al Nuevo Reino de León en 1818 y, de inmediato, contribuye con el Ayuntamiento de Monterrey. En la reelección del cabildo regio del uno de enero de 1819 es electo como el primero de los ocho regidores honorarios integrantes del municipio (Cavazos Garza, pág. 78) y, en ese acto, toma protesta del cargo (ahm). Para la elección del año siguiente, el uno de enero de 1820 es propuesto y electo como alcalde de primera elección con siete de los ocho votos electorales.

Fue alcalde mayor en 1820 y, de nuevo, en 1822 asumiendo, durante algunos meses del mismo año, la gubernatura del estado en forma provisional (ahm).

Durante su estancia como alcalde, en 1820, compartió espacios con el recio jefe de armas realista Joaquín de Arredondo. En ese periodo emitió bandos donde procuraba la paz y el orden en la ciudad.

Sus aportes desde la academia

El Congreso mexicano respondió a la solicitud de fray Servando Teresa de Mier y emitió, el 13 de octubre de 1823, el decreto sobre el establecimiento de las cátedras de derecho natural, civil y canónico (Congreso Mexicano, pág. 196).

Es así como, tres meses y seis días después de aprobada la iniciativa de Mier, el 19 de enero de 1824, inició la primera cátedra de derecho civil en el seminario conciliar de Monterrey, impartida por el ilustre abogado Treviño y Gutiérrez (Garza de la Vega, pág. 09).

La creación del Tribunal Supremo de Justicia en Nuevo León

Sus aportes a la vida jurídica de Nuevo León no concluyen con la academia. Fue un profesional completo, por igual en la cátedra que en la praxis jurídica o dentro del Tribunal Superior de Justicia en Nuevo León (tsjnl) del cual fue su primer magistrado presidente.

El 9 de diciembre de 1824 el Congreso del estado lo nombró magistrado presidente del Tribunal Supremo de Justicia y le facultó a nombrar al secretario escribano de cámara, al portero de la sala de audiencias y dos jueces dentro de una lista establecida por el Congreso y entregada a Treviño y Gutiérrez. Éste emitió el decreto sobre la fundación y las atribuciones del Tribunal Supremo de Justicia, el 11 del mismo mes.

El 17 de diciembre recibió la notificación de la encomienda conferida por el Congreso y escribió al gobernador del estado, José Antonio Rodríguez, sobre su aceptación como presidente del tsj en el naciente estado de la federación (Treviño y Gutiérrez, 1824).


El 18 de diciembre de 1824 acudió y protestó ante el Congreso el cargo de presidente del Tribunal Superior de Justicia y, el 3 de enero de 1825, iniciaron los trabajos para su instalación. Entre sus primeras acciones como presidente del órgano de justicia, Treviño y Gutiérrez designó a Francisco López Portillo como secretario y escribano de cámara de la audiencia, a la vez que otorgó el nombramiento de portero de sala a Lázaro Ramírez y González (ah-tsjnl).

El 5 de enero se convocó para el sorteo en donde se seleccionarían a los jueces que habrían de ser designados mediante una tómbola. Sin embargo, ante la falta de quórum debido a problemas de salud y distancia en los traslados, se determinó convocar nuevamente para efectuar el sorteo el día 7 de enero (ídem); se procedió a convocar a una persona eclesiástica ajena al proceso para que sacara de la urna los nombres de quienes serían designados como jueces.

Los elegidos por sorteo como jueces de segunda instancia fueron, en primer lugar, Nicolás Garza Guerra y, en segundo, José Antonio Eznal; como jueces de tercera instancia se seleccionó en primer lugar a Tomás Iglesias y, en segundo, a Julián de Llano; para los juicios de nulidad en primer sitio Bernardo Wesel y Guimbarda y, en segundo, a Zenobio de la Chica, con lo que queda conformado el equipo con quienes habría de arrancar tres días después el tribunal.

Quedó “instalado abierto y expedito el primer Tribunal Superior de Justicia para funcionar legalmente en los sucesivo” (ídem) el día 10 de enero de 1825.

La creación del Colegio de Abogados

El 5 de mayo de 1825 se emitieron, por parte del Congreso local, los decretos 32 y 33, mismos que fueron publicados para su efecto por el gobernador Antonio Rodríguez. En el 32 se estableció la colegiación de profesionales de diversos campos del conocimiento; en el 33 se puntualizó la creación del Colegio de Abogados (Leyes). Estos decretos serán publicados al año siguiente en la Gazeta Constitucional No. 11 de Nuevo León del jueves 12 de octubre de 1826 (Edo. NL) debido a que no existía en 1825, medio oficial en cuyo contenido se publicasen los anuncios o leyes institucionales.

Es así como, aprobado el decreto el 5 de mayo de 1825 y publicado por el gobernador Antonio Rodríguez el 9 del mismo mes, se constituye el Colegio de Abogados de Nuevo León, designando a Treviño y Gutiérrez como su rector por méritos propios, resultantes de su formación académica y su desempeño en los diversos espacios laborales.

Fue vicerrector del Colegio Nacional de Abogados en su capítulo Nuevo León, hasta que fue designado rector del colegio nuevoleonés al constituirse en mayo 5 de 1825 (ah-tsjnl). Siempre fue un hombre de leyes, lo mismo en la cátedra que en el Poder Ejecutivo o el Poder Judicial, incluyendo la colegiación profesional.

Fue gracias a su formación profesional como abogado y su honorabilidad de conducta, que el ejercicio del derecho en Nuevo León vio grandes avances. José Alejandro fue un abogado 360, como en la actualidad se usa el término al referirse a una persona completa en un campo profesional.

Sin duda el prestigio adquirido en su paso por el Poder Ejecutivo municipal y estatal, así como en la academia, le valieron para alcanzar la distinción de presidir el Tribunal Supremo de Justicia y ser rector del naciente colegio de abogados de Nuevo León.

Referencias

(ahm). (1819 de enero de 1819). Ayuntamiento de Monterrey. Acta de Cabildo. 003. Exp. 1818/041, Colección Actas de Cabildo. Monterrey, Nuevo León, México.

Actas tsjnl. Actas del Tribunal Superior de Justicia del 3, 5 y 7 de enero de 1825 (tsjnl enero de 1825). Recuperado el 02 de abril de 2025.

agn (18 de junio de 1792) en: https://memoricamexico.gob.mx. Recuperado el 19 de mayo de 2025, de Título de abogado de la Real Audiencia, concedido al licenciado José Alejandro de Treviño y Gutiérrez en: https://memoricamexico.gob.mx/swb/memorica/Cedula?oId=HFe4HJYB7y1sfrCmOG5J

ah-tsjnl (03 de enero de 1825). Acta del Tribunal Superior de Justicia de fechas 3, 5 y 7 del mes de enero de mil ochocientos veinticinco. Monterrey, Nuevo León, México. Recuperado el 28 de abril de 2024.

Cavazos Garza, I. (1980). El muy ilustre ayuntamiento de Monterrey desde 1596 (segunda ed.). Monterrey, Nuevo León, México: Mpo. Monterrey.

Congreso Mexicano (1829). Colección de órdenes y decretos de la soberana junta provisional gubernativa y soberanos congresos generales de la nación mexicana (segunda corregida y aumentada por una comisión de la Cámara de Diputados, ed., vol. II). (M. Arévalo, Ed.) México: Imprenta de Galván. Recuperado el 11 de abril de 2025 de: https://mexicana.cultura.gob.mx/es/repositorio/detalle?id=_suri:DGB:TransObject:5bce59c77a8a0222ef15f055#

Correspondencia (29 de marzo de 1822). Recae mando al primer alcalde a falta de gobernador. Correspondencia, vol. 9. Exp. 71. 29 de marzo de 1822. Monterrey, NL en: Col. Correspondencia.

Edo. NL. (1826). Gazeta No. 11 en Gazeta Constitucional de Nuevo León, Monterrey, Nuevo León, México.

Expediente por despojo de tierras y agua, J14/VI/1826 (ah-tsjenl, 1826). Recuperado el 30 de marzo de 2025.

Flores Caballero, R. (2017). Del reino al estado, los gobernadores de Nuevo León 1579-2017 (primera ed.). Monterrey, Nuevo León, México: uanl.

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Leyes, N. (1832). Colección de los decretos expedidos por la H. Legislatura del Estado de Nuevo León, desde 1o. de agosto de 1824 en que se instaló, hasta 16 de diciembre de 1830. Monterrey, Nuevo León, México. Recuperado el 08 de abril de 2025 en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020109459/1020109459.html

Teresa de Mier, S. (1977). Fray Servando, biografía, discursos, cartas (primera ed.). (G. Edo., Ed.) Monterrey, Nuevo León, México: uanl.

Torres Garza, E. (2003). El Lic. Don José Alejandro de Treviño y Gutiérrez, un apunte bibliográfico en uanl, HumánitasAnuario del Centro de Estudios Humanísticos (30 ed., págs. 883-907). Monterrey, Nuevo León, México.

Treviño de y Gutiérrez, J.A. (1824). Correspondencia. Correspondencia al gobernador Antonio Rodríguez sobre su designación como magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia. Monterrey: ah-tsjnl. Recuperado el 2025

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