Entre el miércoles 18 a media tarde y viernes 20 de junio de 2024 casi todo el día, la tormenta tropical, el huracán o el diluvio (como lo quieran definir) “Alberto” se convirtió en remanso frente a la inminente sequía que pone de rodillas a los nuevoleoneses.
La información circulada fue tanta que por momentos parecía desinformación. Que si se desvió hacia el centro del país y ya no pasa el ojo del fenómeno meteorológico por el centro de Nuevo León, que si es una enorme masa de agua, que si se mueve muy lento o mil datos más.
Alberto viene a reivindicar a las autoridades estatales quienes se atrevieron a declarar que las escuelas trabajarían en «home office» desde el miércoles y que se daban los días jueves y viernes como no hábiles para la burocracia estatal.
Los memes y los malquerientes esperaban que no llegara el agua para validar sus críticas al gobernador, sin embargo, se cumplieron los vaticinios a la hora indicada. A partir de las 14:00 horas del miércoles la lluvia se tornó intensa en el área metropolitana, para las 19:00 horas había zonas intransitables, cerradas porque se convirtieron en aljibes o pozos de agua.
El gobernador a eso de las 21:30 decreta que el jueves es día inhábil para todos, incluyendo el sector empresarial, por supuesto que excluidas aquellas funciones vitales o indispensables como el sector salud y otras como CFE y los cuerpos de protección civil. Para ese momento la ciudad se notaba postrada ante la lluvia.
El jueves 20 de junio desde las cero y hasta las 15:00 horas, el cielo se volcó sobre la tierra, gracias a la democratización de la información en donde todo quien tiene un teléfono inteligente se convierte en reportero, pudimos notar cómo la columna vertebral de la vialidad metropolitana de Monterrey cede ante la bravura del río Santa Catarina.
Lo mismo sucedió en otras zonas por donde corre el afluente del río Santa Catarina, tanto en Guadalupe, Juárez y Cadereyta; pero también los ríos demandaron su paso original en Santiago, Allende, Montemorelos, Rayones y Linares, por citar algunas zonas en donde las vialidades y hasta los domicilios se vieron afectados por el paso de Alberto.
El que escribe quedó sin luz desde el miércoles a media noche y hasta el mediodía del jueves cuando retorna con intermitencias la energía eléctrica. Mi hogar queda incomunicado, el camino es atravesado por un derramadero de agua el cual fue obstruido por un fraccionamiento en construcción, más de 15 metros de camino con caída de agua con más de 70 centímetros de profundidad y la corriente del agua con velocidad.
Nada de los daños, las inclemencias, las incomodidades y las calamidades sufridas son importantes frente a la vista que representa la presa de la Boca llena a más del 80 por ciento de su capacidad, lo que permite inferir que El Cuchillo recobrará su majestuosa abundancia y que seguramente Cerro Prieto saldrá de cuidados intensivos para augurar una nueva oportunidad de vida a los nuevoleoneses.
Un castigo llamado sequía que llevaba casi seis años, la insensibilidad de la naturaleza quien parecía cobrar con ira el daño causado a sus montes, bosques y manantiales, en menos de 24 horas mandó un mensaje de reconciliación con los nuevoleoneses.
No son tiempos de lanzar las campanas al vuelo, la crisis hídrica sigue, al menos un tercio de lo que llega a las presas es lodo que azolvará los vasos de agua para la metrópoli Regia.
Gracias Alberto porque nos recuerdas que la naturaleza, Dios o el Gran Arquitecto del Universo, aprietan… pero no ahorcan.
Fotografías del paso de la tormenta tropical Alberto por la ciudad de Monterrey. Cortesía