En la versión oficial sobre el origen de la ciudad de Monterrey existen tres fundaciones: la de 1577 por Alberto del Canto, la de Carvajal de la Cueva ordenada a Gaspar Castaño de Sosa en 1583, la tercera por Diego de Montemayor el 20 de septiembre de 1596.
No hubo tres, sólo una fundación, la de Carvajal, analicemos la de Alberto del Canto. Él aparece en la historia del noreste como uno de los personajes más intrépidos, caradura, enamorado y trotamundos. La supuesta fundación de 1577, según el argumento en 1643-1644 del gobernador de Nueva Vizcaya, Luis de Valdés, es por la encomienda de su antecesor, Martín López de Ibarra, quien según reza en la transcripción del Documento del Parral (paleografiado por Eugenio del Hoyo), ordenó fundar la Villa de Saltillo y en ese territorio se incluían las minas de San Gregorio, hoy Cerralvo, y el Valle de Extremadura, hoy Monterrey.
El Documento del Parral es un «litigio entre los gobernadores don Martín de Zavala, del Nuevo Reino de León y don Luis de Valdés, del Reino de la Nueva Vizcaya, por la jurisdicción de las minas de Almadén (Monclova).
Monterrey no es el centro del litigio que se da a 66 años de haber acontecido la supuesta fundación de Del Canto, 60 años después de la fundación ordenada por Carvajal a Castaño de Sosa y 47 años luego del repoblamiento por parte de Montemayor.
Para el tiempo del pleito por la posesión de las minas en Almadén no había testigos presenciales de los supuestos acontecimientos, no estaban los gobernadores involucrados, Luis de Carvajal y Martín López. Tampoco vivían Alberto del Canto ni Diego de Montemayor, los supuestos actores de la fundación en nombre de la Nueva Vizcaya.
En la argumentación que se da por el gobernante de Nueva Vizcaya en 1643 es que en 1577 se funda la Villa de Saltillo por encomienda del gobernador López de Ibarra y en ella se incluye como parte del territorio de Saltillo a las minas de San Gregorio y el Valle de Extremadura.
Según el gobernador Valdés, sin más pruebas que su dicho, cuando se funda Saltillo, al poco tiempo se decreta que el valle de Extremadura fuese parte del territorio de esa villa, pero no sólo eso, su antecesor en el gobierno nombra a Diego de Montemayor como «alcalde mayor (de la fundación) de minas de San Gregorio y Villa de San Gregorio y Valle de Extemadura, Potosí y sus distritos», tal como se lee en el Documento del Parral.
Recapitulemos, las pruebas que aporta Valdés es que en 1577 se funda la Villa de Saltillo por atribuciones de López de Ibarra a Alberto del Canto y que en ese momento el Valle de Extremadura era territorio de Saltillo. Tres años más tarde nombra a Montemayor como alcalde mayor de Saltillo y le da facultades para fundar las minas de San Gregorio y el Valle de Extremadura.
Lo que hizo en su narrativa el gobernador de Nueva Vizcaya fue tomar cosas de la exploración y fundación realizada por Carvajal entre 1573 y 1583 para luego atribuírselas a Del Canto.
Si estas alteraciones de los hechos no bastan, el gobernador no tenía la facultad de hacer descubrimientos ni fundaciones en territorios sin colonizar a menos que los descubrimientos, pacificaciones o poblamientos fueran autorizados por el rey Felipe II, tal como se describen en sus ordenanzas de 1573.
De acuerdo con Samuel Temkin en su libro Luis de Carvajal de la Cueva, «teniendo en cuenta que Carvajal preparó un mapa para acompañar a su informe sobre el viaje del descubrimiento», también es él quien debió asignar los nombres a los sitios representativos, así denominó Valle de Extremadura al territorio donde se funda la Villa de San Luis en 1583 y años más tarde le cambia Montemayor el nombre por ciudad metropolitana de Monterrey. Es decir, no descubre Del Canto el Valle Extremadura ni funda población alguna.
Siguiendo la lógica de la narrativa en el litigio, Alberto del Canto nunca hizo poblamiento, eso se habría registrado en la fundación de 1583, como tampoco es quien nombra el territorio. En su caso, lo que sí realizó fueron incursiones en algunas cacerías de indios para venderlos, por ello tuvo que instalar campamentos tal como lo harían los vaqueros al arrear su ganado.
Si aceptamos esa versión de ser fundador porque estuvo en el territorio; en ese mismo supuesto quedan los campamentos de Carvajal de la Cueva de 1573 lo que le convierte en descubridor y fundador de Saltillo entre 1572-1573, pues esta población no existía cuando pasa por ahí y acampa por un tiempo, algo un tanto ilógico como la supuesta fundación de Del Canto.
Otro elemento más, Carvajal tuvo litigios por delimitación del territorio comprendido en el Nuevo Reino de León, éstos fueron por las poblaciones de Pánuco y Tampico, sitios poblados antes de su arribo a América; sin embargo, ganó el litigio y se le otorgaron las tierras en disputa a él como gobernador del Nuevo Reino de León.
En contraparte, no tuvo disputas legales por las propiedades de Villa de San Luis, Almadén o Villa de León como quiere aparentar el gobernador de Nueva Vizcaya.
Sirvan los argumentos previos para establecer que no existió la fundación de Alberto del Canto en 1577 e incluso, si fuera como lo narra Luis de Valdés, la fundación habría correspondido a Diego de Montemayor en 1580, pues a éste, según argumenta, se le designa como alcalde mayor del Valle de Extremadura y las minas de San Gregorio para que funde y pueble la región.
Tampoco creíble el poblamiento de 1580 porque jamás refirió haber fundado algo en el Valle de Extremadura antes de la supuesta Acta de Fundación de 1596, además que tampoco hay documentos que le avalen o algo que insinúe algún nombre para ella.
Montemayor es uno de quienes acompaña a Carvajal en las fundaciones entre 1581 y 1585 uno de sus confianzas, incluso es designado como teniente gobernador por Carvajal en el Nuevo Reino de León.
No existió la fundación de Alberto del Canto ni él se la adjudicó, todo es una estratagema de un gobernador quien quiso aprovechar las circunstancias para adueñarse en 1643 del territorio que hacía prosperar Martín de Zavala.
Imagen de portada: Héctor Jaime Treviño Villarreal tomada el 7 de septiembre de 2022.