La Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) inicia el 12 de julio y hasta el 26 del mismo la escuela de verano donde se trabajan conciertos, conferencias magistrales, conversatorios, talleres, cursos y más; la innovación este año es que todo será virtual.
El bicho lega el beneficio de aprender a aprender, nos recuerda que el ser humano aislado del conocimiento, el arte, la cultura, la historia y la interacción humana reduce su calidad de vida social e incluso muere cultural e intelectualmente.
Con casi siete décadas y media, la escuela de verano ha resistido a los cambios sociales, a la reducción de vacaciones escolares entre alumnos y docentes, a la transformación urbana de Monterrey que nos aleja cada día más y a los cambios tecnológicos que hacen parecer distante de la realidad a la educación formal.
Celso José Garza Acuña, secretario de Extensión y Cultura es el responsable de la escuela de verano, nada que no domine en su labor, ahora enfrenta el reto de hacer virtual y a distancia los trabajos, una variante que acerca a los lejanos, aleja también a los cercanos.
Trabajar talleres, cursos, seminarios y otra forma de actividad cultural y académica grupal, requiere la interacción, la cercanía de facilitador y participante, el intercambio de opiniones; hoy esto se dará a la distancia, por eso decimos que aleja a los cercanos; en contraparte, hay personas de otras entidades y países quienes participarán como ponentes o participantes sin salir de casa, eso explica decir que acerca a los lejanos.
El programa incluye artistas, académicos, intelectuales y a este servidor quien no cabe en alguna de las anteriores categorías; entre el 13 y 17 de julio impartiré el taller «Bases para escribir Crónicas históricas», surgido de mi libro del mismo nombre.
Entre los platos fuertes se encuentran la cantante Eugenia León, la periodista Alma Guillermo Prieto, la escritora Carmen Boullosa, el cronista Alberto Salcedo Ramos, así como los actores Diana Bracho y Rodrigo Murray.
Aportando desde la academia el científico Mario González Jiménez, quien ha investigado sobre el ADN y la implicación del sonido en los procesos biomoleculares.
El nombre «escuela de verano» nos sitúa en actividades lúdicas, extraáulicas, recreativas, donde lejos del rigor de la educación formal escolar, se aprende sin la tensión por demostrar una calificación aprobatoria.
Conjunta humanidades y ciencia, afirma Garza Acuña, agrego: en tiempos del Covid-19, que nos convierte en ermitaños y obliga al aislamiento, la tecnología se vuelve el conducto para que las humanidades, la ciencia y el arte lleguen y mitiguen la angustia por estar en arraigo profiláctico o sin recursos económicos.
La agenda es intensa lo cual la hace un remanso ante el «cotidianismo» de las cuatro paredes del confinamiento; es, a través de la comunicación virtual, una vía de escape al tedio.
En cuanto al taller de «Bases para escribir Crónicas históricas», la propuesta es que, durante una semana, en sesiones de dos horas, los participantes tengan las herramientas necesarias para escribir sus primeras crónicas históricas.
Conocer las partes de la misma, el tratamiento que se debe dar a las fuentes y sobre todo, descubrir que todos podemos escribir crónicas históricas surgidas desde la cotidianidad y las vivencias.
Los límites de participación son los que cada uno se ponga, la escuela de verano virtual nos lleva la cultura, academia y arte a la comodidad de la casa o incluso, compartir en familia.
¡Acompáñame este verano!