El presidente de México es un fregón en el manejo comunicacional, lo sabemos de años atrás, pero siempre es bueno recordar las cualidades de un mandatario, aunque sean pocas a elogiar.
Empieza la crisis y distrae con sus giras en fin de semana por los estados del país, la excusa primera fue que sólo a los ricos les daba el coronavirus y él iba con los pobres, algo así como el mesías cuando convivió con leprosos, pues dijo el otro López –Gatell–, su fuerza es moral y eso impide el contagio.
Añade López: primero es la economía que la salud, mueren pocos con este virus, ahí la polémica, ¿deben o no parar las actividades económicas para entrar todos en cuarentena?
Logra el objetivo, los opinadores debatimos: salud o economía.
Ante mi dificultad para elegir una postura, entrevisté a una experta en temas de finanzas públicas, economía, políticas públicas y libre pensadora; la maestra María de los Ángeles Valdés Tamez, –no hay consanguinidad en cuatro generaciones, no hay nepotismo periodístico–.
Así respondió: «estamos ante un dilema terrible: salud vs. economía. Es terrible, porque en un país como el nuestro, más de 50 millones de la población mexicana se encuentra en condiciones de pobreza y con empleos informales».
Agrega: «si se privilegia la salud y se bloquea la economía las personas se quedarán sin comida, como está sucediendo en Honduras, que adelantaron las medidas que correspondían a la segunda fase, en la primera (su presidente se sentía orgulloso y vanguardista por eso, sumándose a Europa), resultado: una gran parte de la población no tiene comida, es dramático lo que sucede en Honduras actualmente».
«En contraparte, si se privilegia lo económico, existe una probabilidad muy alta de que suceda lo de Italia, España e Irán; entonces las medidas serán draconianas, pueden colapsarse los sistemas de salud y la economía en general», expresa María de los Ángeles.
Sigue en su análisis: «lo importante por ahora es aplanar la curva de la pandemia y aplicar medidas para la protección, no de los banqueros que ya se están adelantando exigiendo que se protejan sus dineros, sino dirigidas a garantizar la sobrevivencia de la población en condiciones de pobreza, para no agravar más su situación de por sí, deplorable.
China logra hacerlo porque es un país comunista, pudo privilegiar la salud, atender a la población y soportar la caída en su nivel de crecimiento económico. El problema se presenta en los países capitalistas, en los que cuidar las ganancias financieras y empresariales se vuelve prioridad, no están dispuestos a que sus ganancias disminuyan.
Trump decide donar dinero a quienes no recibirán ingresos (lo que trata de hacer el presidente de México y lo quieren linchar por eso), esto garantiza que la economía siga funcionando, protege a sus empresarios aceitando la máquina con dineros que están disponibles para catástrofes, pero tiene un límite, ojalá y que no llegue a él».
Sigue en su explicación la especialista: «México no cuenta con esos recursos y tiene una deuda pública casi insostenible, cuyo pago de intereses deviene en un margen de maniobra limitada. Sabemos que este gobierno no puede ni quiere endeudarse más y que ni por asomo tomaría medidas como el Fobaproa, que enriqueció a los más ricos y empobreció a los más pobres».
Afirma Valdés que pueden combinarse las acciones para romper la fórmula salud vs. economía para transformarla en salud y economía. Por lo tanto, someto a consideración tres propuestas:
A) Negociar, a nivel internacional, una mora en el pago de intereses sin castigo y volver a los pagos cuando la economía esté en condiciones de hacerlo.
B) Rebajar un 10% del salario de los empleados federales, estatales y municipales, para crear un fondo de ayuda y volver a subirlos cuando pase la contingencia.
C) Que las grandes corporaciones financieras y empresariales sacrifiquen un poco de sus ganancias para no despedir y mantener el salario de sus trabajadores mientras pasa la contingencia.
Lo anterior permite combinar acciones para enfrentar la pandemia, la cual será más grave que ahora, a la vez que se apoya a la población desprotegida, sin menoscabo grave de la economía y en beneficio de la pequeña y mediana empresa.
Poco por agregar, como diría mi abuela Juana: «como las víboras, pa´ dónde voltees te llega el jodazo».